jueves, 29 de octubre de 2015

Elecciones Bogotá 2015, ¿Por Qué?

Se llegó al 25 de octubre con las expectativas de unos y otros bandos quienes tenían dos maneras distintas de mirar la situación. Por un lado los ciudadanos inclinados a Peñalosa, con el temor de que se repitiera el carrusel de la contratación si quedaba la candidata del mismo partido de Samuel Moreno. Por el otro lado, los ciudadanos inclinados a Clara Lopez con el temor de la perdida de los logros sociales de los últimos 12 años, el miedo al resurgir de los bolardos, las malas lozas de Transmilenio y muchas otras cosas que la conciencia colectiva olvidó y los medios nunca dijeron y menos desempolvaron para este debate. Por el centro (y que me perdonen los alternativos)  un Pardo que logró confluir en su campaña Polistas, Peñalosistas y Uribistas en rehabilitación. En el último rincón del debate de los opcionados un Francisco Santos tratando de recular el discurso reaccionario de su partido, un “Centro Democrático” que cada vez pierde más terreno en Bogotá y todas las regiones. 
Peñalosa que a partir del 25 de octubre se convirtió en un nuevo ejemplo para patéticos libros de superación personal luego de su historial de derrotas a sus aspiraciones a la alcaldía contra Mockus, Samuel moreno y Gustavo Petro; sin contar derrotas en unas elecciones parlamentarias, la consulta del Partido Verde de hace 5 años y la reciente y estrepitosa caída en la campaña presidencial de 2014 donde ocupó el último lugar entre los candidatos. Supo llegarle a una ciudad que si bien es la más crítica en el país, todavía no se ha curado del todo del mal nacional del apoliticismo. 
Supo recoger la matriz de opinión encubada durante 12 años por el poder mediático, el cual durante todo ese tiempo no mostró los logros en inclusión social, ofrecidas por las 3 últimas administraciones, a los menos favorecidos y si resaltó algunos errores y creó algunas crisis, supo recoger electoralmente los anhelos de una clase media (sin decir que así es toda la clase media) que se deja seducir por la idea de que el progreso es simplemente tener carro y un alcalde que construya muchas vías y ya. Supo mantener esa sociedad bogotana que pegó el sticker de su campaña en autos de alta gama.
Fuera del gol anotado por la campaña Peñalosa ya previamente estuvo la dificultad de la destitución de Gustavo Petro y la posterior defensa de la administración, que en términos futboleros, es como jugar con un hombre menos, y esto por supuesto afectó el resurgir de cualquier proyecto alternativo que pretendiera la conquista del Palacio de Liévano.
Pero no todo fueron goles de los sectores contrarios a las políticas alternativas, también hubo autogoles. Años atrás el Polo Democrático cometió el gran error de no sentar posición ante las irregularidades de la administración de Samuel Moreno. Por otro lado la falta de visión de Petro, para ayudar desde su imagen y desde el poder a crear estructura partidista, y una actitud de “no me importa” lo que venga, luego de haberse mantenido en el cuatrienio; catapultó al retroceso el proyecto alternativo en Bogotá. Esto sin contar con la demorada adhesión del progresismo a la campaña de Clara Lopez. Adicionalmente se vio en los eventos públicos una campaña que pareciera evocar el martillo y la hoz lo cual, con respeto a los que piensan así, es un estilo de práctica política que no seduce a las grandes mayorías.
Ahora lo que tenemos al frente es una nueva administración a portas de realizar nuevos estudios para cambiar el libreto del Metro Subterráneo al Metro Elevado, lo cual por las experiencias previas de la ciudad, puede significar un atraso de 15 años en el proyecto Metro. Un nuevo alcalde que habla de los dientes para afuera de que no sólo es dar subsidio, también es enseñar a los pobres a pescar lo que en traducción sería el componente de inclusión social, tocaría ver si un alcalde que ya se caracterizo por ser administración del cemento podrá triunfar en ese aspecto sin ayuda de los que saben del tema como por ejemplo todas las personas que hoy trabajan en la Secretaría de Integración Social.

Queda un sector político alternativo en Bogotá que sumada las votaciones al concejo de la ciudad generó la cifra de  577.537 votos, la cual a futuro preocupará a alguien en un coctel en el Club El Nogal. Por último, a Bogotá le espera un papel protagónico en el posconflicto, tanto por el arribo de desmovilizados, como por los movimientos de victimas que ya se encuentran allí, lo que representa un reto y un termómetro para la nueva administración, los partidos de oposición y la sociedad civil de la capital. 

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